viernes, 30 de enero de 2009

Pregunta indiscreta, respuesta sabia

Esta anécdota pudo haber sido real o imaginaria, pero para lo que nos ocupa a continuación ¿qué más da?¿no es acaso la lección que encierra lo que debe interesarnos?. La escuché por vez primera cuando iba en secundaria, de labios del maestro de inglés y tiene como escenario el deprimente entorno de un cementerio(sí, deprimente, a algunos quizas puedan resultarles de otra manera, para mí son deprimentes):
Un occidental fue a llevar flores a un pariente difunto y a orar por su alma( vaya usted a saber que clase de "des-almado" sería en vida el susodicho!); frente a la tumba de al lado un oriental(entiendase un "chino", que es lo que son todos los orientales para mis compatriotas)depositaba un plato típico de su tierra como ofrenda, mientras hacia inclinado sendas genuflexiones, sosteniendo entre sus palmas las consabidas varas de incienso.
Extrañado sin duda el occidental(y quizas un poco mareado por el olor del incienso mezclado con el de quien sabe que exótico marisco)le pregunta:
_¿A qué hora sus muertos ingieren estos manjares?.
Aquel oriental sin duda no estaba muy adaptado al trato con occidentales, pues con la misma serenidad que los caracteriza, y en el mismo tono de sorna, respondió:
_A la misma hora en que los suyos aspiran el aroma de esas flores!.
estas palabras son como los postulados, no necesitan demostración.

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